De la "Ideología del Odio" al enfoque de derechos con perspectiva de equidad de género
- Kamo Mendivil
- 14 ago 2016
- 12 Min. de lectura

Los fundamentalismos del país salieron a solicitar que se resguarden los valores de las familias, luego del despliegue mediático que han tenido los lineamientos del Ministerio de Educación Nacional en cumplimiento de la Sentencia de la Corte Constitucional para adecuar los manuales de convivencia hacia la inclusión y el respeto de las diversidades sexuales en los colegios del país. A la final tal y como lo presentía, las sonadas marchas se convirtieron en un despliegue de la intolerancia del país, que no ha entendido lo que significa un “estado Laico”, es decir, que los preceptos de fe no pueden legislar, porque la fe no es un argumento válido para interpretar los derechos humanos. Las frases homofóbicas contra la ministra no se hicieron esperar, con la justificación tan simplista y fatalista de que Parody quiere volver a todos lo niños y las niñas homosexuales. Así que la tan sonada marcha por el rescate de los valores de la familia, usó a los niños y las niñas del país para desplegar el odio hacia la diferencia.
La marcha convocada tiene varios puntos de análisis expresados en sus demandas.
Que se implanta una “ideología del género” por unas cartillas dirigidas a maestros y docentes que hablan sobre cómo adecuar los manuales de convivencia para la educación sexual y la convivencia incluyente en las escuelas.
Que el contenido de las cartillas es específicamente un mandato del Ministerio de Educación para convertir a todos los niños y las niñas en homosexuales como la Ministra Parody. .
Se asume que la homosexualidad es una aberración que daña a Colombia y perturba los valores de las familias colombianas.
Se supone que cuando un niño o niña en los colegios vea a un homosexual se va a convertir en gay, porque los gay a cualquier edad inducen e implantan la orientación sexual al resto de las personas que les rodean.
A todas vistas lo que para los fanatismos es llamado ideología de género, a mi entender se ha vuelto de su parte una ideología del odio. Aquí algunas reflexiones de la forma como en lo público se ha satanizado el avance de los derechos que a todas luces debería dar más tranquilidad que pánico, pero ya hemos comprendido que es una estrategia política muy efectiva para reunir adeptos/votos a las irracionalidades de quienes se sienten dueños de la verdad y convenciendo a un gran grupo de borregos que el resto del planeta está equivocado. Para ejemplificar un poco la dimensión de la confusión y el seguimiento irreflexivo que esto produce, recordemos las fórmulas de enfatizar el odio sobre un grupo de personas para desatar los resentimientos y miedos de todo un pueblo sobre unas minorías, pero sobre todo, les mantiene siempre en los medios y les populariza siempre con un trasfondo de ofensa sobre aquello que les parece que va en contra de su posición: le funcionó a Hitler con los judíos; le ha funcionado a Dolald Trump contra los migrantes; le ha funcionado a Uribe contra las guerrillas, el proceso de paz y la izquierda en el país; le ha funcionado a la diputada Ángela Hernández contra los homosexuales en Colombia, le ha funcionado al procurador Ordoñez contra la autonomía de los pensamientos y los cuerpos de los habitantes de Colombia. El común denominador es un pensamiento ultraconservador, que tal como se supone que es la ideología conservadora, no quieren que nada cambie, quieren que todo permanezca como estaba, que nada perturbe aquello que les ha mantenido donde están.
Quitándonos la ingenuidad, y viendo que es una bien pensada campaña política, develemos cómo esta estrategia amaña los términos adecuados para generar pánico aprovechando el desconocimiento del pueblo colombiano, y utiliza a la infancia para su propio beneficio, implantando temor.
Vayámonos pasito con esto a ver si logramos entenderlo.
Primero, bien lancé la pregunta en las redes sociales para que alguien me explicara lo que significaba la “ideología del género”. Amistades enviaron videos y páginas web que muestran un cuestionamiento sobre los avances en derechos en materia de equidad para los pueblos, y ensalzan a la familia heterosexual como modelo ideal y núcleo de la sociedad. A mi la palabra familia me aterra, confieso que siempre que escucho algo como “bienvenido a la familia de X institución” pienso en que los mayores dramas de la vida suceden en las familias. Se nos ha vendido una falsa idea de familia heterosexual que se aman sin medida, en la que no pasa nada que les perturbe, que desconoce las complejidades humanas y los irresueltos nexos entre la consanguinidad. Resulta que en las familias heterosexuales se han cocinado cruentos crímenes, abusos sexuales, violencias, etc. ,. Con lo que si estoy de acuerdo es que se necesita dentro y fuera de la familia mayores nociones de solidaridad, pero para ello destinaré otra columna de opinión.
En efecto, quienes nos hemos inquietado un poco por el tema de la equidad entre los géneros, podemos leer que la difundida la “ideología de género” no es otra cosa que una posición neomachista del patriarcado recargado, es decir en una versión 3.0, para poner freno a lo que se viene trabajando desde hace más de 30 años y que se conoce como Enfoque de derechos desde una perspectiva de equidad de género. Por tanto, la ideología de género es el concepto que desvirtúa el enfoque de equidad género, y es a mi entender, todo esfuerzo que logre reconfigurar los roles tradicionales asignados a lo femenino y lo masculino para lograr una forma equitativa en el ejercicio del poder individual y ciudadano entre hombres y mujeres, y todas las ideas que vengan acompañadas de adjudicación de derechos a la autonomía del cuerpo de las mujeres y los hombres, a la promoción de los derechos sexuales y los derechos reproductivos para el pleno goce del cuerpo, de la tolerancia frente a las diversidades sexuales, en general, a los avances en derechos para las mujeres y los hombres como seres que se construyen cultural e históricamente como femeninos y masculinos. En últimas, me permito desmontar el concepto de ideología promovido por los fundamentalismos, porque los estudios y la perspectiva de género, entre ellos el feminismo, han existido precisamente para que no se obligue nada a nadie, sino que busca la emancipación y la toma de decisiones informadas en un plano subjetivo e intersubjetivo.
La versión fatalista que promueve la “ideología de género” yo he decidido bautizarla la “Ideología del odio” para poner los términos adecuados, en vista de los últimos acontecimientos que hablan por sí solos, para la muestra la fotografía que acompaña esta columna. La ideología del odio busca retroceder todos los avances en materia de derechos, con la añoranza de volver todo a como estaba antes: mujeres a los suyo es decir al hogar, hombres a lo suyo es decir el trabajo y la productividad económica, y pare de contar. Lo demás que venga por ahí se considera fuera de tono, desviado o enfermo. En ese sentido, los padres y madres en esta ideología estarán más tranquilos si se reserva información sólo para personas específicas y en términos de sexualidad, se oculta a niños, niñas, adolescentes y jóvenes para que no les perturbe, pero sí para que en el desconocimiento no sepan como resolver las preguntas que surgen sobre sus cuerpos, no sepan cómo enfrentar las posibles manifestaciones de abuso y violencia sexual y de género que ocurran dentro o fuera de sus hogares, para que ni de vainas conozcan los métodos de anticoncepción y de planificación, para que no sepan que pueden interrumpir su embarazo si ha sido violada, es decir, que eso lo aprendan cuando les toque pero que no lo lleguen a conocer en el colegio ni mucho menos en las casas, porque para eso están los amiguitos más desinformados que ellos, la televisión y la internet. Para concluir, es la ideología del odio porque es el odio a la diferencia, a un Estado que responde de forma efectiva para garantizar los derechos que buscan la equidad y la igualdad entre sus ciudadanos y ciudadanas, a los movimientos civiles y políticos que reivindican las luchas por las minorías y por la equidad entre los géneros, pero sobre todo, el odio al prójimo teniendo un Dios tan misericordioso que debe amar a todos y todas por igual.
La discusión la he abierto incluso entre mis compañeros de doctorado en Ciencias Sociales, que asumiría yo, tendrían más argumentos para plantear una posición desde la “episteme” (ciencia) y no desde la “doxa” (opinión), sin embargo todo quedó resumido a versículos y verdades incuestionables porque lo dicen los libros sagrados. Frente a esos argumentos por supuesto no se puede dialogar, es decir, no hay una interlocución válida porque hay dos puntos de discusión que se fundamentan desde paradigmas diferentes: la ciencia y la fe.
Al final para que me entendieran, pensé cómo explicarles mejor. Imaginemos que las personas que pertenecen a la comunidad LGBTI son unos extraterrestres. Han vivido ocultos toda la historia de la humanidad por temor a que les exterminen, ya saben, como todas esas películas que se ven en Hollywood. Resulta que algunos de estos extraterrestres fueron descubiertos en el pasado, otros/otras osaron revelarse y por eso tuvieron condenas de prisión y pena de muerte. Luego abanderaron y promovieron las luchas pacíficas para el reconocimiento de sus derechos, porque ya con tanto tiempo viviendo en el planeta tierra les tuvieron que dar la nacionalidad terrícola. Ahora viven y conviven abiertamente con sus coterráneos, y aunque algunas no quieran creerlo ahí existen. Pero todavía quedan otros grupos de exterminio ideológico, que bajo el odio les niegan su existencia, les hacen sentir anormales, aberrantes, obscenos, satánicos, enfermos, desviados. En un país de América del Sur están tratando desde el Ministerio de Educación que los entiendan en los colegios, porque también tienen el derecho de educarse. Pero resulta que la Ministra por casualidad es extraterrestre, y aunque le ha tocado cumplir la ley, la excluyen también por su condición, y le han hecho pagar muy alto el precio de serlo. También han sido extraterrestres la comunidad negra en América y África, las comunidades indígenas en América, las personas con discapacidad, y demás características humanas que se han sustentado como diferentes al molde de hombre occidental – blanco - burgués.
Una de las alarmas y el pánico manipulado que ha infundido la ideología del odio, es frente a una afirmación que se encuentra en el material de apoyo a los docentes, que no ha sido dirigido a estudiantes, y es sobre la afirmación de que “se aprende a ser hombre y mujer”.
Lamento informarles a quienes promueven la ideología del odio, que las cartillas a docentes elaboradas por el Ministerio y avaladas por UNICEF y el UNFPA están en lo cierto y no se lo inventó la Ministra de Educación. Simone de Bouvoir puso el dedo en la llaga en Francia de 1949 cuando en su libro El segundo sexo afirmó que “no se nace mujer sino que se hace” Pero desde mucho antes ya lo cuestionaba también, Olympe de Gouges en la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana de 1791 en Francia; Mary Wollstonecraft con su libro Vindicación de los derechos de las Mujeres de 1792 en Gran Bretaña, o Virginia Woolf en Inglaterra en 1929, quienes a pesar de las diferencias temporales, coincidieron en afirmar que la condición del ser mujer era un proceso de construcción cultural que se estipulaba precisamente para restringir las capacidades de decisión y libertad sobre las mujeres. En estos antecedentes surge el enfoque de género y es que viene a cuestionar precisamente que los roles de género, es decir lo femenino y lo masculino, son asignados por cada cultura y en determinados tiempos históricos con unos fines especificos. Por ejemplo, hace 80 años la diputada Ángela Hernández no podría ni siquiera soñar con ocupar un puesto en la Asamblea de Santander, sino fuera gracias a la “ideología de género”.
La campaña de redenominación al pasar de “enfoque de género” a “ideología de género” ha sido tan peligrosa que de forma irresponsable ha sembrado el terror entre los padres de familia, que por supuesto no manejan el tema, porque no les interesa o porque simplemente creían que eso no tenía que ver con ellos o ellas, porque de sexualidad no se habla, no se piensa, no se dice, eso fue lo que nos enseñaron.
Para entrar en un poco de contexto, el enfoque de derechos con perspectiva de equidad de género hace presencia en el sistema educativo de Colombia desde 1993.
Con la Resolución 3353 de 1993 se da fundamento al Proyecto Nacional de Educación Sexual (PNES). Así mismo, la Ley General de Educación en el artículo 14, literal e), ratifica la obligatoriedad de la educación sexual, "impartida en cada caso de acuerdo con las necesidades psíquicas, físicas y afectivas de los educandos según su edad". Por su parte, el Decreto Reglamentario 1860, de Agosto 3 de 1994, establece en el artículo 36 que: "la enseñanza prevista en el artículo 14, se cumplirá bajo la modalidad de proyectos pedagógicos. La intensidad horaria y la duración de los proyectos se definirán en el respectivo plan de estudios". En el año de 1999, junto con el UNFPA, el Ministerio de Educación desarrolló el Proyecto Educación en Salud Sexual y Reproductiva de Jóvenes para Jóvenes.
Para actualizarlo y ponerlo en contexto con los demás avances y compromisos establecidos por Colombia frente a las Naciones Unidas, en 2003 el Gobierno Nacional, con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas y a través del Ministerio de la Protección Social, que integraba los sectores de salud y trabajo, creó la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva. Producto de esto, en 2007, con el desarrollo del Proyecto Piloto de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía - PESCC, en conjunto con UNFPA, se establecieron hilos conductores para incluir en las escuelas el enfoque de derechos con perspectiva de género. En 2014 se actualizó la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, adicionando otros conceptos que a mi parecer, nutren y complementan de forma magistral lineamientos para que en el país podamos soñar con una ciudadanía con oportunidades para que tengamos autonomía en nuestros cuerpos y podamos gozar de una sana salud sexual y reproductiva en todos los ciclos vitales.
Pero a pesar que el tema ha estado presente en las escuelas desde 1993, los padres y madres promotores de la ideología del odio, parece que nunca se dieron por enterados, no les ha interesado el tema, y ahora sí vienen a prestar atención a la educación sexual que le brindan a sus hijos e hijas en los colegios. Si van a reclamar valores de la familia, espero que quienes hayan salido a marchar tengan una íntegra relación de afecto, comprensión, salud y respeto impecable al interior de sus familias, porque no me imagino a padres, profesores, rectores, políticos saliendo a marchar con hogares destrozados por que hay un abuso sexual oculto, dependencia del alcohol, maltrato a sus hijos, hijas y a sus parejas. O porqué no salir a marchar por los múltiples abusos sexuales que comenten contra niños y niñas en los hogares y que bien son ocultos para no deshonrar a la familia, incluyendo a los sacerdotes y pastores que tienen también su larga historia de pedofilia y homosexualidad. Pero ya que salieron me inquieta mucho más ahora y me pregunto ¿Cuáles son los valores que están defendiendo? Con las frases homofóbicas y de odio que lanzaron en las marchas de todo el país, NO ME REPRESENTAN y no son esos los valores que quiero enseñar a mi hijo, es más, me avergüenza que este país convoque una marcha para destilar la intolerancia y ubicarla como su máximo valor a defender, y que las instituciones educativas hayan dejado de dar clases y extender a la comunidad educativa a marchar para unirse a esta muestra de intolerancia sin conocer realmente de lo que se trata el enfoque de género y no la manipulación de la mal llamada “ideología del género”, más aún usando a estudiantes a quienes aseguro nadie se ha tomado el trabajo de preguntarles lo que piensan sobre esto.
Pero para eso, quienes por temor han caído o han seguido la ideología del odio, siempre tendrán las puertas abiertas para que conozcan realmente lo que implica la educación para los derechos sexuales y reproductivos, para que sepan lo constructivo para la vida de todos y todas ponerse los lentes de la equidad de género, la noción de justicia implícita que hay en cada lucha que activamos por los derechos y que no tienen que ir en contravía a sus preceptos de fe. Reconózcanlo, se deben una tarea de leer y aprender sobre el tema, no sólo para la sociedad, sino para su vida misma. Yo inicié ese aprendizaje por la curiosidad por el tema, porque había cosas que no me gustaban cuando me enfrentaba al mundo en el cuerpo de una mujer. Y me tomé el trabajo de leer y formarme en el tema para crear mi propio criterio de análisis, no porque ya alguien me lo dijera y me lo hiciera repetir sin sentido hasta aprenderlo de memoria de forma mecánica, sino porque lo había interiorizado y reflexionado. Conocer el enfoque de genero te permite tener la paz de saber que así como la cultura, todo se puede construir, de-construir y re-construir.
Por eso, yo concluyo que no me gusta ni cinco el país que encontré cuando llegué a la juventud y cuando luego me volví adulta; ese país que fue levantado con esos valores que tanto se defienden desde la ideología del odio. Yo prefiero pensar en otras formas de convivir, con la claridad que tengo que el colegio podrá ser un escenario para que se complementen los valores que yo como madre estoy obligada a dar, y que sé que me sentaré con mi hijo a hablar sobre sexualidad y derechos, porque no voy a esperar que la escuela me sustituya ni le infundiré tampoco que rechace y agreda a quien vea diferente. Y la gran tranquilidad que me da es saber que mi hijo va a aprender a entender que es un ser humano que reconoce dignidad y respeto en las demás personas, que su masculinidad no la define en el colegio sino en como se construya como ser humano, que se podrá sentir tranquilo cuando llegue la edad de descubrir su identidad de género y luego su orientación sexual, que su ciudadanía se goza en la medida en que reconoce los derechos sexuales y reproductivos desde el ejercicio de su ciudadanía en su relación con los y las demás, porque su mamá lo está educando con filosofía humanista desde un enfoque de derechos con perspectiva de género.
Y con todo esto, aún falta mucho más por decir.
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